Mirando por aquí y por allá he encontrado una información muy interesante para nosotros, los padres. En mi experiencia con mis hijos y en experiencia laboral me he preguntado muchas veces si lo que hago lo estoy haciendo bien y así mismo vosotros en muchas ocasiones me habéis solicitado alguna pauta para ayudaros en esa labor tan difícil que es la educación de nuestros hijos/alumn@s. Esta información que os presento está tomada del blog ESTÁS EN TU CASA que a su vez lo ha tomado de un artículo que se publicó en La Vanguardia (http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20130222/54366970668/los-12-errores-mas-comunes-de-los-padres.html).
EDUCACIÓN DE LOS HIJOS. ERRORES COMUNES.
La educación de los hijos provoca muchas inseguridades y no pocas angustias a muchos padres. ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Debería haberle castigado? ¿Me habré pasado de duro? ¿Seré demasiado blando? ¿Cómo logro que me obedezca? Psicólogos y pedagogos
explican que quizá restaría presión a los progenitores modificar sus
expectativas: en lugar de aspirar a hacerlo todo bien, plantearse no
hacerlo mal y, sobre todo, evitar los errores más
dañinos a la hora de educar. Con la ayuda de Javier Urra –pedagogo,
doctor en Psicología y Enfermería, y durante años Defensor del Menor de
la Comunidad de Madrid–, de Victòria Gómez –orientadora familiar y vocal
del Col·legi de Pedagogs de Catalunya–, y de Julio Fernández Díez
–psicólogo escolar, catedrático de orientación educativa y autor de
Errores en la educación de los hijos (Pirámide)– hemos identificado los
12 errores que se consideran más comunes y perjudiciales a la hora de educar a los hijos. Son estos:
1. Disparidad entre los padres
La falta de unidad de criterio entre las figuras de autoridad es uno de
los grandes lastres para educar. De entrada, porque si el niño recibe
mensajes contradictorios, si sus progenitores se desautorizan entre ellos, no sabe a quién hacer caso y se siente perdido, sin referencias
claras. Y porque a medida que crecen aprenden a utilizar esas
discrepancias o diferencias de criterio para hacer lo que quieren.
“Siempre es mejor equivocarse juntos que acertar por separado”, resume
Victòria Gómez, para quien frases tan populares como “pregúntaselo a tu
padre” o “lo que diga tu madre” son un error. “Cuando piden algo y no se
tiene un criterio claro o único, lo mejor es decirles ‘ya lo hablaremos
y te daremos la respuesta’, para que vean que la familia es un bloque”,
apunta.
2. Sobreproteger Aseguran los
educadores que éste es uno de los errores más frecuentes en la sociedad
actual. Los padres asumen muchas tareas de los hijos, estudian con
ellos, les disculpan ante el profesor, intervienen
antes de verles sufrir las consecuencias de una mala decisión, les dicen
constantemente lo que han de hacer, organizan toda la vida familiar a
su alrededor, les evitan disgustos… “Esta sobreprotección resulta muy perniciosa porque hace ciudadanos dependientes
y a veces muy tiránicos, porque crecen pensando que el mundo gira a su
alrededor, que son los reyes de la casa, no uno más de la familia”,
advierte Javier Urra. La sobreprotección provoca personas inseguras,
incapaces de tomar decisiones y de enfrentar las dificultades y
contratiempos diarios, que no saben asumir las consecuencias de sus
actos y con problemas de autoestima. Julio Fernández asegura que la
sobreprotección es un error clásico a la hora de educar porque estamos
preparados genéticamente para proteger la prole, como hacen otros
animales con sus crías. “La infancia en la especie humana es muy larga, y
para criar a un niño durante tantos años en medio de la sabana había
que sobreproteger mucho; pero esa sobreprotección comenzó a resultar
excesiva cuando la vida cotidiana se hizo menos peligrosa, y de ello dan
cuenta historias como la de la Bella Durmiente o la del Príncipe
Siddharta; lo que ha cambiado es que esa obsesión de los padres por
salvaguardar a su hijo de todo mal que se atribuía y criticaba a
príncipes y personajes de alta alcurnia hoy se ha generalizado a toda la
población, y de ahí el actual síndrome del emperador”, explica.
3. Transmitir desprecio
Frases como “ya sabía que lo ibas a romper”, “eres idiota”, “pareces
tonto”, “no vales para nada”, “siempre me defraudas” o “no sé para que
te he tenido” resultan muy dañinas para los hijos. Gómez enfatiza que no hay que faltar al respeto
a los hijos ni ponerse a su altura cuando se enfadan: “Los padres no
deben perder los papeles, han de controlar su actitud por mucho que el
hijo les provoque; hay que estar por encima de ellos y no comportarse
como un crío o como un adolescente, y perdonar con facilidad, no entrar
en guerras del tipo ‘como él no me habla yo tampoco’”.
4. Falta de continuidad Los expertos advierten que un fallo habitual de los padres es dejarse llevar por su estado de ánimo
a la hora de educar, de modo que permiten o no determinadas conductas
en función de que estén más o menos cansados, contentos o enfadados.
“Hay que tener conciencia de que estamos educando siempre, no en
momentos concretos”, señala Gómez. Julio Fernández subraya que, ante los
hijos, los padres son la autoridad, de forma que no deberían
comportarse de forma arbitraria sino ecuánime y racional.
5. Castigar mal Poner sanciones desproporcionadas o sin lógica, imponer castigos imposibles, hacer promesas
inalcanzables o que no se cumplen son errores muy habituales y muy
nocivos a la hora de educar. Si los castigos no se aplican por
imposibles o por dejadez, los padres pierden autoridad y transmiten la
idea de que sus normas pueden quebrantarse fácilmente. “Es mejor ser moderado
en el castigo y llevarlo a la práctica, y en lugar de castigar al
adolescente sin salir todo un mes o exigirle que estudie cinco horas
diarias, limitarle a una hora la conexión a las redes sociales o a la
videoconsola”, ejemplifica Fernández.
6. Prometer y no cumplir Los educadores también alertan contra las promesas o premios inalcanzables, que además de decepcionar acaban desincentivando. “A veces prometemos comprarles el móvil o la bici si sacan buenas notas, y esa es una condición
muy ambigua, de modo que quizá el chaval se esfuerza pero al final le
decimos que no, que los notables no cuentan, que se esperaban de él
sobresalientes, o que aunque sus notas son buenas no tendrá el premio
porque se ha portado mal con su hermano, y el niño se frustra y deja de
trabajar”, explica Julio Fernández. Y añade que en muchos casos se
amplía aún más el error cuando luego, en un momento de arrepentimiento,
esos mismos padres (o los abuelos), le acaban comprando el móvil o la
bici sin haber conseguido el reto propuesto.
7. Comparar entre hermanos
Todos los padres saben que cada hijo es diferente. Sin embargo, a la
hora de educarlos no siempre los tratan de forma diferente. Lo habitual
es lo contrario, que se esfuercen en tratarlos por igual y que, a
menudo, los comparen. Pero, advierten los expertos, cada hijo requiere
una educación distinta, un trato individualizado
y que le dediquen un tiempo a solas, entre otras razones para poder
conocerle y saber cómo hay que tratarle. “Las comparaciones continuadas
entre hermanos suscitan celos, envidias y dañan”, alerta Javier Urra.
8. No poner límites Los expertos explican que muchas veces los padres no tienen un proyecto claro de cómo van a educar a sus hijos, cuáles son las normas
mínimas que van a exigir, y van improvisando, de modo que no siempre
son coherentes en sus criterios. “Mientras son pequeños trampeamos los
problemas que van planteando, y en la adolescencia se pierde el control,
se les quiere poner normas, y entonces ya es tarde”, comenta Victòria
Gómez. Julio Fernández subraya que muchos padres priorizan la paz
familiar por encima de todo y eluden su obligación de poner límites
porque eso lleva en ocasiones al conflicto.
9. Ser amigos de los hijos Los psicólogos advierten que los padres son la figura de autoridad
para el hijo y es un error tratar de ser amigos suyos en lugar de
ejercer de padres. También desestiman los estilos educativos muy
permisivos o aquellos que lo negocian todo. “El estilo democrático está
bien para algunas cosas, como para decidir dónde se va de vacaciones,
pero se ha magnificado y hay cosas que no se negocian,
como el horario de estudio, el ir con cinturón en el coche o comportarse
bien el supermercado, ahí ha de ser el padre el que ejerza la
autoridad”, reflexiona Fernández. En su opinión, este tipo de errores se
han extendido de la mano de lo que denomina “leyendas urbanas sobre
educación”, informaciones del ámbito de la psicología que en un momento
dado tuvieron vigencia y luego se demostró que no son ciertas pero
continúan en la imaginación colectiva, como que no hay que castigar para
no traumatizar, que hay que potenciar al máximo la autoestima o que
Einstein era mal alumno a pesar de su inteligencia, ejemplifica.
10. Malos ejemplos
“Los padres no pueden pedir al hijo que se controle o que no pegue si
lo que le transmiten es que de vez en cuando a ellos ‘se les cruzan los
cables’, insultan al del coche de al lado, o están siempre criticando;
tampoco pueden exigirle que termine lo que empieza o que cumpla las
normas si ellos no lo hacen”, dicen los expertos. La incongruencia entre lo que se dice y se hace “resulta muy negativa, quita fuerza moral y deslegitima”, apunta Urra.
11. Negatividad
El que fuera Defensor del Menor de Madrid cree que es un grave error no
transmitir a los hijos ilusiones, dilemas vitales y amplitud de miras.
Advierte que cuando los padres son muy depresivos o
negativos y los hijos crecen oyendo todo el día críticas sobre los demás
y escuchando que no hay que fiarse de nadie, que los otros son dañinos,
“eso repercute en su carácter, que acaba siendo despótico, lastimero, paranoico u ofensivo”.
12. Hacerlos mayores antes de tiempo Un error muy actual de los padres es acortar
la infancia de sus hijos, hacerles mayores antes de tiempo. “Se detecta
en la forma de vestirlos, en dejarles ponerse un piercing o adoptar
comportamientos de adulto desde muy pequeños, en encontrar divertido y
alentar que tengan novias o novios, en permitir que con 14 años tengan
horarios de fiesta intempestivos…”, indica Fernández. Y subraya que el contrasentido
es que a ese mismo chaval al que se deja salir de noche, se le prepara
el desayuno y se le tramita la matrícula del instituto. “Por un lado les
hacemos muy mayores, y por otro no les dejamos crecer, no les damos responsabilidades propias de su edad”, concluye.
http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20130222/54366970668/los-12-errores-mas-comunes-de-los-padres.html
Muy interesante la informacion Mónica, tomo nota que seguro que sera de mucha utilidad y no solo deben de aprender ellos, sino nosotros tambien. Muchas gracias
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